Necoclí
Urabá pasó en menos de quince años de ser epicentro de la violencia asociada al conflicto armado en Antioquia –y hasta cierta extensión en Colombia-, uno de los lugares de la geografía nacional que vivió en toda su tragedia la lucha entre poderes ilegales y el Estado colombiano, a convertirse en centro de progreso y esperanza en el noroeste del país, a representar la idea viva de que, al otro lado de nuestro desastre nacional, puede haber algo muy bueno esperándonos para el futuro.
Así,
la región reúne el desarrollo de proyectos de vital importancia en
términos departamentales y nacionales, como el puerto, la autopista, la
ciudadela universitaria y una docena más de proyectos privados de
envergadura. Y visitar Apartadó, Carepa, Chigorodó o Turbo da cuenta de
esta transformación, sus calles atestadas de motos, restaurantes y
comercios vibrantes y poblaciones activas son un claro testimonio de que
algo importante está pasando en la región.
La dupla
puerto-autopista guarda el secreto para la competitividad del
Departamento en las próximas décadas e incluso puede abrir una puerta de
desarrollo comercial e industrial para cientos de municipios del
noroccidente del país. Pero Urabá no es solo oportunidad económica, es
realidad social y sobre todo, es un vivo ejemplo de lo que puede salir
bien y lo que puede salir mal en una situación de posconflicto.
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Fuente: El Colombiano.
Foto: www.radiosantafe.com
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